¿Por qué podría Nero Wolfe, el famoso detective, estar decidido a resolver un crimen sin cliente que se lo pidiera y sin recibir honorarios por su trabajo? ¿Qué podría enfurecerlo tanto como para negarse a hablar con la policía aunque eso le costara cincuenta horas en la cárcel?
Cuando uno de los mozos preferidos de Wolfe del restaurante de Rusterman es asesinado, Wolfe se empeña en descubrir al culpable, pero cuando ese asesinato aparece ligado a aparatos grabadores, a abogados de Washington y hasta a una conspiración para impedir que actúe la justicia, su furia es tan grande que hasta Archie, su ayudante, queda asombrado.