Nunca nadie ha conseguido infiltrarse en la organización de Al-Qaeda pero es la única forma de evitar otro gran atentado terrorista.
Desde los atentados terroristas contra las Torres Gemelas y el metro de Londres, los servicios secretos de ambas naciones dedican enormes recursos a controlar los mensajes en árabe en la red con el fin de detectar cualquier sugerencia de nuevos ataques.
Después de consultar con todos los expertos, se ha llegado a la conclusión de que algo muy grande se está tramando pero les es imposible conseguir más datos, ni dónde, ni cómo, ni cuándo. La única manera de conseguir más información sería infiltrar un hombre suyo en la misma organización de Al- Qaeda, algo que nunca se ha logrado.
Mike Martín, ex veterano de guerra de 44 años, se ha jubilado de los cuerpos especiales de élites del ejército británico. Ahora se dedica a la restauración de una casa que ha comprado en el campo. En esta situación de gran urgencia los servicios secretos se fijan en él por esta faceta: Mike Martín puede pasar por un árabe. Se educó en Iraq donde su padre, empleado de una empresa petrolera, le mandó a un colegio iraquí, y Martín, moreno y con facciones faciales heredadas de una abuela india, no se diferencia en nada de sus futuros compañeros.
El plan es enormemente arriesgado pero es la única posibilidad de evitar otra tragedia a manos de Al-Qaeda.